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Luna de Aventura. Parte II.


No les estoy mintiendo, siendo de una ciudad maravillosa que ofrece cielos despejados y brillantes (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, cuando guste visite), puedo asegurarles que en Cuzco el cielo se ve diferente, se respira diferente, se siente más claro más transparente, hasta podría decir "más cercano a Dios". Al inicio de nuestro tempranero tour, nuestro guía nos dijo que Cuzco en Quechua significa ombligo del mundo, eso debe explicar porqué el cielo se siente tan bien, tan apaciguador y calmante (que conste que la descripción que les doy es para temporada de seca, porque cuando llueve en Cuzco, llueve bien). 



El camino que tomamos para llegar a la Salinera de Maras deja boquiabiertos a los pasajeros del bus, a los turistas más arriesgados que van en cuatrimotos y a mi esposo y a mí, pues fuimos acompañados todo el tiempo de la "Verónica" que parece siempre estar cerca, pero en realidad sus 5682 metros de altitud nos engañaron durante todo el camino, que pudimos verla en un esplendor glorioso con un poco de nieve en su cima.

Todavía más impresionante el manejar de los conductores cusqueños, que primero fueron calificados por su servidora como los peores conductores del mundo, pero al final fueron calificados de los mejores, puesto que a pesar de los difíciles caminos, las aglomeraciones de buses turísticos, los desfiladeros, el tráfico, los muchos peatones turistas y la nula presencia de semáforos, ni chocamos ni vimos ningún choque en nuestra semana de estadía. Este dato es importante y me hubiera gustado saberlo cuando miré hacia abajo por la ventana cuando llegamos a las salineras, el vértigo y el miedo sí que llega al observar una profundidad insospechada mientras tu autobús se orilla hacia el desfiladero para dar paso a un bus que viene de salida, así fue la entrada a casi todos los lugares que visitamos.      



Ya caminando Maras, (casi besando la salada extensión) nuestros ojos se siguieron llenando del paisaje casi surrealista, ahí estábamos entre montañas, caminando entre esas miles de pequeñas albercas que de manera natural producirán 10cm de sal, que los habitantes de Maras que tienen como derecho único de explotar y aprovechar para todo tipo de usos: alimenticios, curativos, de belleza y más, derecho valioso por nacer en esa tierra que ha sido bien cuidada por sus ancestros.


Nuestra segunda parada en el Valle Sagrado fue Moray, en donde la cultura inca resulta fascinante al descubrir la perfecta adaptabilidad de su estilo de vida con respecto a la distribución de la naturaleza, la adaptación del hombre a ella y no al contrario. El mejor uso de las montañas y valles y el asegurar de su continuidad para cultivos, el respeto y la gratitud a la Pachamama, a la fertilidad que constaba en un laboratorio agrícola admirable. 

Este fue nuestro primer tour, apenas medio día de nuestro encuentro con el Valle Sagrado :)




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